jueves, 22 de mayo de 2008

La palabra bisexual

Y en el momento adecuado, lo aguijoneó:
-¿Qué dirías si te confieso que soy bisexual?
-¡¿Sos bisexual?!
-No, no. Te pregunto qué me dirías si te confieso esto: que soy bisexual.
-Veamos. En primer lugar, no te juzgaría.
-Mentira.
-Quiero decir, te respetaría.
-Acaso. Pero me juzgarías, y eso está bien, ¿por qué no hacerlo? Lo importante ahora es saber si entendés por qué te digo que soy bisexual.
-¡¿Sos bisexual?!
-Ahora pensás que te estoy observando, que me atraés.
-Tenés lo ojos azules, por eso te miro. Nada más.
-Verdes, pero desde lejos parecen azules.
-¿Qué tengo que entender?
-Esta conversación capaz no existía hace tres mil años.
-Nosotros tampoco.
-Tampoco, pero casi.
-Casi…
-¿Ahora qué pensás?
-¿Cómo?
-Ahora pensás en que tengo los ojos verdes, a pesar de todo.
-Hace tres mil años pensaba diferente.
-Y… el tiempo pasa.
-¿Y vos qué dirías?
-¿Cómo?
-Pongamos, si yo te confieso que soy bisexual.
-Nada. Que ya lo sabía.

3 comentarios:

fermugica dijo...

Uf.

fermugica dijo...

ah, cierto que en tu blog no se pueden poner anónimos. Ahora me tengo que callar.

Gustavo dijo...

Guaaa..., me encantó. Me dejás pensando. No podría decir muy lindo. Es patético. Y es el mejor cuento que lei en tiempo.
Me llamo Gustavo. Saludos.