lunes, 8 de diciembre de 2008

Sólo una lágrima

Había algo así como un pacto tácito entre ellos, una relación especial, un vínculo fuerte, aunque no todos lo advirtieran. Todas las tardes se juntaban en un café, Gancia de por medio, maní, sólo a veces unas papas de copetín y salame. Cuando los mozos del bar los veían cruzar la calle, a los tres, con ese andar tan envidiable, le pegaban una repasadita más a la mesa del fondo, la única pegada a la pared, para que quedase impecable. Antes de cruzar la puerta de entrada, Osvaldo, el hombre detrás de la barra, ya marchaba los tres Gancias y de vez en cuando picoteaba una papa frita, un salamincito. Eran hombres de poco hablar pero siempre saludaban cordialmente, a los mozos, a Osvaldo, a los demás clientes. Incluso apenas si intercambiaban algunas palabras entre ellos cada tanto.
Había algo así como un pacto tácito. Ni siquiera un código, o en todo caso un código por omisión.

Los tres ocupaban aquella mesa desde la apertura de aquel café, y desde ese entonces nadie recuerda no haberlos visto merendar su Gancia cada tarde en el mismo rincón. Aunque, sin embargo, Osvaldo siempre relata la misma anécdota a lo largo de todos estos años. Cuenta que un día los vio ingresar como de costumbre, vio cómo se quitaban sus sombreros negros en cuanto pisaban el café, cómo acomodaban sus sacos en los respaldos de las sillas, cómo sus corbatas esperaban ser servidas siempre prolijas sobre las camisas blancas. Ese día, uno de los tres le pidió
“por favor, Osvaldo, sírvame sólo una lágrima, sólo por hoy, sólo una lágrima”.
La suspensión del Gancia cotidiano lo perturbó un poco, le infundió sospechas. No preguntó nada, por supuesto, jamás hubiera sido tan grosero. Preparó la lágrima y uno de los mozos la alcanzó hasta la mesa, junto con los otros dos tragos que ya habían sido preparados.

Nadie se enteró nunca de la razón de aquel cambio inaudito, nadie preguntó, tampoco los otros dos amigos que ocupaban la mesa ese día. Los mismos amigos de siempre, los mismos hombres que mantenían una amistad inamovible al paso del tiempo.
Uno podría suponer que aquellos amigos mantenían su privacidad al margen de la de sus amigos, por una cuestión de respeto, de nobleza. Ninguno osaba introducir sus problemas personales en las escuetas charlas que tomaban lugar cada tarde en ese café, ninguno deseaba sacrificar el momento afligiendo a los otros o presentando quejas sobre la mesa. No. Pero esto no significa que aquélla fuera, como alguno pensará, una amistad superficial, poco profunda o distante. No. De ninguna manera. La conexión que se daba entre los tres superaba cualquier prejuicio.
Había algo así como un pacto tácito entre ellos.

Otro día, el rostro algo pálido. Nadie lo notaría excepto sus dos compañeros. El rostro de uno de los amigos palidecía, aunque no habrían de pasar más que algunos minutos.
Uno podría suponer que ninguno hablaría aunque se estuviera derrumbando por dentro, aunque la vida fuera sólo una lágrima al salir de ese bar.
Uno podría suponer que ninguno jamás habló de sí mismo. Había respeto, un gran respeto mutuo.
El rostro pálido se desvaneció luego de una leve carcajada que haría sonreír a Osvaldo, detrás de la barra. Después, vaciar el resto del Gancia de un solo trago, levantarse, pagar y saludar cordialmente. Como siempre.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Mil caminos

Ahogaste las luces y el cielo
Cegaste el tiempo para no volver
Viviste en mundos paralelos
Burbujas que no puedes disolver

Dejaste tus sueños despiertos
Y un brioso viento te los desplazó
Dejaste tus ojos abiertos
Y sin querer el brillo se secó

Seguiste degradando miedos
Figuras que ya no quieren volver
Seguiste diagramando juegos
Partidas que ya no van a doler

Dejaste abiertos mil caminos...

martes, 25 de noviembre de 2008

Todo otra vez





y una noche...
¿Cuántas veces tendré que morir para ser siempre yo?

lunes, 24 de noviembre de 2008

que nadie la despegue de mi pared, por favor

cuándo vas a venir





hey
yo no sé qué pasó
si alguien te lastimó

intenta olvidar

Una lástima

Tan lejos, tan lejos estoy.
Cada paso que das se descubre un pedazo de cortina.
Y a veces me doy cuenta de lo torpe que soy, sólo a veces.

martes, 11 de noviembre de 2008

Viento a favor

Y el cielo se te caía en la espalda, viento a favor.
La lluvia de prima-ver-ano sacudió todo y en ese todo estabas vos, pedaleando, empapado y con viento a favor.
Llegar y desnudarse en el porch; escurrir la remera, el pantalón y el alivio de no haberse comido el granizo que, cinco minutos después, empezó a caer del cielo.
Pero el cielo ya lo tenía en la espalda.
Se había estampado a lo largo de la pedaleada y ahora estaba todo concentrado ahí.
Entré, casi desnudo.
Alguien te había avisado que esto podía pasar.
La tormenta, diría minutos antes, se te iba a caer encima y vos tenías que estar atento para aprovechar el viento a favor.
Mirar de reojo la masa de nubes oscuras que me comía para volver a levantar la vista y anhelar, en vano, el paraíso que se me ofrecía metros más adelante.

sábado, 18 de octubre de 2008

21

El hombre se despierta con el despertador en la boca y, apenas palpa la almohada increíblemente húmeda por el sudor, se arroja al suelo y empieza a suplicar.
-¡Pero no! ¡Por favor! ¡No...
-Es muy tarde, man, te llevamos.
-Pero... pero... pero...
Su mente también sudada vacila y se atrofia. Hace un movimiento poco feliz para esquivar a los recién llegados que lo alcanzan por la espalda, lo taclean, lo derriban. En un acto desesperado, se libera y, rabioso, se desliza debajo del diván.
-Sal de ahí, chivita, chivita, sal de ahí, de ese lugar...- empieza uno, y los demás se le unen entre gritos y carcajadas. Todos juntos:
-…el palo no quiere pegarle al lobo, el lobo no quiere sacar a la chiva, y la chiva no quiere salir de ahí…
-Salí ya…- agrega otro, sacrificando el hilo de la canción-…o vamos nosotros y sacamos a la chiva.
-¡Pero si soy un buen pibe!
-Sed nihil, vir. Quam minimum credula postero.
-Chupáme la pija.

lunes, 13 de octubre de 2008

Secuelas

Lo hicieron pasar a un cuarto muy similar. Las ventanas estaban tapadas con tablones de madera dispuestos en cruz y fijados con unos pocos clavos. El mismo personaje se acostaba esta vez sobre un diván y daba vueltas inquieto, como buscando una posición adecuada para descansar. Otro sahumerio ridículo se consumía sobre el escritorio desde hacía ya tres días, y siempre era el mismo. Increíble, ¿no?
En el momento exacto en que llegan a ese diván en que reposa el hombre (siempre el mismo, es bueno recordarlo), el tipo parece haber encontrado la posición deseada y, a los ojos de los recién llegados, dormita sin preocupaciones.
-Hey, despertáte- murmura el primero que lo ve ahí echado. El hombre emite un ruido algo parecido a un bostezo o a un gemido, se incorpora sobre el diván y mira al que lo despertó.
-Dejáme dormir. Hace sueño acá adentro, ¿no te das cuenta? Dejáme dormir, que si no duermo se me van a salir los ojos.
-No importa, podés dormir todo lo que quieras.
-No me creen nada, ¿no?
-¿No creemos qué?
-Que se me van a caer los ojos si no les doy la espalda y sigo durmiendo.
-Tenés una cicatriz en la cara.
-No, ¿en serio?

viernes, 19 de septiembre de 2008

Vení a apagarme el pecho. A secarme las equivocaciones, lo que me hizo golpear las paredes y airear los recuerdos. Porque yo nunca me fui, siempre estaba ahí, aunque vos también confundieras. Y esperar una palabra que me reincorpore, que nos devuelva a nosotros mismos.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

despertáte, primavera

viernes, 29 de agosto de 2008

There's no combination of words...

the words

naked

without comas puntos or make up

sin depilar

desnudas hasta las rodillas
----------------------------los pómulos
-----------------------------------------las cicatrices
mudas
--------miopes
-----------------analfabetas

combinadas en surtidos
-------------congregadas en piñatas
--------------------que esperan disfrazadas
---------------------------el alivio de ser

jueves, 28 de agosto de 2008

Alba

Te veo venir
vienes a buscarme
te veo llegar
aunque se haga tarde

y en tu voz
brillaste el alba
y creí
que lloraba el sol





martes, 26 de agosto de 2008

So...

So corny

So jealous

So nice
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
*
So better together


martes, 19 de agosto de 2008

To the stars...

Just a month ago---------------------------t ----w--- w ----r ---t --s
------------------the tears we cried----------o ---e ----i ----e ---h --t
--------------------------------confusion,--- -- g ---------l ----a ---e --a
-hopes and fears-------- ------------------------e ---------l--- c--------r --------------------------just a month ago --------------t------------- h -------s
--the cheeks, the lips, the words, - --------------h
----the whole world in front of us-- ---------------e
-- -----the pillows, the songs, the days, ------------r
-------------------------------The night
--------- ---the laughter,
----------------------the same soul we share
---------------------------------the same lovely way of being corny

jueves, 24 de julio de 2008

Mazzy dreams

Y creer que detrás de las vibraciones de veras estás vos, porque no puede ser de otra manera, porque así lo indica el gato perezoso que me mira con ojos desorbitados y se revuelca a mi alrededor. En un rincón aún queda cierta extrañeza, some kind of no entiendo y todo el invierno que me aterriza sin pedir permiso. Y todo tan all of a sudden, o no. How did you get to that point?, you ask yourself. You think you must be high, it's too late for you, my friend, you repeat: 4.21. What if... da lo mismo. Debe ser invierno otra vez, y eso sí, seguro que es imposible abandonar lo que ya se olvidó, seguro que te aseguro eso, seguro que al menos menos no puede ser. Be my angel, in the night, be my angel, 'cause you need me, vuelve a repetir la radio, o no; la radio que desenchufaste para siempre, o no. 'Cause you need me, fade into me, I'll fade into you then, mais peut-être ce n'est pas pour moi, ce n'est pas moi, né pá pur muá. Y ia nie znaiu, i better nie gavariú mnoga parce que je nie znaiu!!, nie paniimaiu rien, je voudrais zaver, mas jo cruá que él reste solmán que jo atienda. Meanwhile, fade into your lovely cheeks, strange you never knew, strange i never knew, strange...

domingo, 20 de julio de 2008

Debe ser invierno

Y es el vacío que vuelve con la lluvia. Pero es invierno y ahora sí hace frío, y es más fácil dejarse caer una pila de almohadas sobre la cabeza que levantarse a ver si acaso sale el sol.
Y a quién decir "yo sé quién soy", si prendo la tele y te veo acostado, con la dignidad que siempre anhelaste arrancada de raíz. No, ya no vas a intentar menearte siquiera.
Te veo y no entiendo por qué pasa todo esto, por qué estamos así, por qué la estación gélida, que hace apenas tres días se escondía, me viene a licuar la cabeza como de costumbre.
Hoy te vi y sin embargo no eras vos. Esa sonrisa no era la misma que yo conocía; lo de hoy era otra cosa, un gesto mal logrado, no sé, pero no sonrisa.
Fuiste a buscar el cd que era lo único que te podía acompañar y te diste cuenta de que nada tenía sentido: la radio estaba eternamente desenchufada y vos no ibas a poder dormir nunca más.
Ahora sentís pena, porque soñar solía ser lindo.

domingo, 25 de mayo de 2008

Hoy: Pedrito el erudito

Petit Pière apenas rayaba los cinco años aquel día de invierno. Se encaminaba hacia la plaza enroscado en una bufanda tres veces más larga que él, mirando cómo los perros, a pesar del frío, no hacían otra cosa que aparearse. Dueño de sí mismo, cantaba:
-Tátata tátata ta, tatatá tatátata tata.
Doña Chacha lo vio pasar y no pudo evitar detenerse.
-Eh, ¿qué hacé' vo' por acá, solo en medio d'ete desierto?
Pedrín, risueño, le contestó:
-Señora Chacha, paseo por el pueblo, salgo a despejarme del hastío cotidiano. Hoy, domingo, es el día en que renuevo mi energía para evitar morir mañana. Tátata tátata ta...
La chacha, confundida, procuró ignorar las palabras du Petit Pière. Ya casi continuaba su marcha cuando el pequeño agregó:
-Usted sabe... conoce la vida, ha vivido. Ha vivido mucho. Moi, je suis petit, je dois marcher. Tátata tátata ta, tatatá ta...
La Chacha empezó a sudar, sin importar el frío que casi quemaba. Perturbada esta vez, se dejó llevar:
-¡Qué decí', repollo mal criado! ¡¡¡No abrí' la boca, guarango, no se tentiende nada!!!
Pedrito, asombrado, preguntó:
-¿Cómo dice?
-¡Que no sabé' hablar, parecé un tartamudo, déle tatatatata...
-Tátata tátata ta, tatatá tatátata tata...
-¡¡Y le seguí' dando!!
-¡¡Mais Chacha!! ¡¡Faites-moi le plaisir, es el canto del hexámetro!! Tátata tátata ta...
-¡¡¡Cochino!!! ¡¡Te voy a dar!!
Y así se interrumpió el paseo de Petit Pière. Huyó como pudo, desgastando la suela de su zapato izquierdo a medida que se alejaba de Doña Chacha. Si no hubiese sido por el patín que acostumbraba calzarse en el otro pie, quién sabe en qué terminaba todo aquello. De todos modos, el paseo accidentado le impidió renovar sus energías, y, aunque no murió, creyó ver el cielo antes de tiempo. Se recuperó días después, pero ya no era el mismo...

jueves, 22 de mayo de 2008

La palabra bisexual

Y en el momento adecuado, lo aguijoneó:
-¿Qué dirías si te confieso que soy bisexual?
-¡¿Sos bisexual?!
-No, no. Te pregunto qué me dirías si te confieso esto: que soy bisexual.
-Veamos. En primer lugar, no te juzgaría.
-Mentira.
-Quiero decir, te respetaría.
-Acaso. Pero me juzgarías, y eso está bien, ¿por qué no hacerlo? Lo importante ahora es saber si entendés por qué te digo que soy bisexual.
-¡¿Sos bisexual?!
-Ahora pensás que te estoy observando, que me atraés.
-Tenés lo ojos azules, por eso te miro. Nada más.
-Verdes, pero desde lejos parecen azules.
-¿Qué tengo que entender?
-Esta conversación capaz no existía hace tres mil años.
-Nosotros tampoco.
-Tampoco, pero casi.
-Casi…
-¿Ahora qué pensás?
-¿Cómo?
-Ahora pensás en que tengo los ojos verdes, a pesar de todo.
-Hace tres mil años pensaba diferente.
-Y… el tiempo pasa.
-¿Y vos qué dirías?
-¿Cómo?
-Pongamos, si yo te confieso que soy bisexual.
-Nada. Que ya lo sabía.

jueves, 17 de abril de 2008

Viernes 1:55 am

Seguís dejando que un perro risueño te pise el rostro como a un bebé

miércoles, 26 de marzo de 2008

Jueves 3 am

La guitarra, sobre la cama.
Un transporte en el tercer traste hace que, cuando mis dedos digan Si, la cuerdas nieguen Re.

Un Catulo atravesado por un lápiz pelado.
Ariadna se desangra entre mis sábanas, en la almohada no hay Teseo a quien putear.

A un lado, colchón acostado contra un muro: sin sostener evita que el mundo se venga abajo.
Reciste ladrillos, una cartuchera abierta sobre libros apilados, un perro que sonríe, dos controles remotos, un despertador, el celular de Virgilio y el tablado de Macbeth.

Un señor extraño, de mirada oscura, me intimida con su voz.
Ya llegué, me dice, que alguien prenda la luz.

lunes, 11 de febrero de 2008

Más despeinado que de costumbre

Cayó sobre un charco, más despeinado que de costumbre. Quiso pedir ayuda a alguien, agitó un poco las manos. Quince segundos después se detuvo. Las nubes formaban figuras interesantes, eso ayudaría a matar el tiempo. Vio su bastón acostado en mitad de la calle de ripio, casi a un metro de distancia, y pensó que no era tan grave, que ni siquiera tenía raspados codos o rodillas, que por suerte había caído de espaldas y podía mirar las nubes. Hizo un esfuerzo sobrehumano por quitar la cabeza del charco en cuanto notó que comenzaba a lloviznar.

Comenzaba a lloviznar en ese pueblo que ya nadie visitaba. En ese pueblo se conocían todos, a esa hora casi todos dormían la siesta. Un auto que se paseara por las calles de ese pueblo sería auto de ciudad, o de pueblo ajeno. En ese pueblo nadie tenía auto. Los pocos habitantes que había en ese pueblo cada domingo se congregaban en tertulia para despedir la semana menos solos. Por lo general se reunían en lo de Don Pancho. Él hacía las mejores tortas fritas y el té lo servía bien dulce y con una gotita de limón. Ese día, por cierto, no era domingo, era jueves.

Era jueves y aún lloviznaba cuando Pepe interrumpió su siesta. La interrumpió para juntarse a tomar café con una muchacha; si no era por eso, seguiría torrando. Misteriosamente, fue al baño pero no se acomodó el pelo con la mano. Usó un peine verde que hacía cinco años se escondía detrás del espejo y aplicó suficiente gomina. Algo extraño pasaba. Seguro era ese pueblo que le imponía un ascetismo que ya no estaba dispuesto a sobrellevar. Vio el reloj nuevo al salir del baño, sobre su escritorio. Una pulserita lastimosa rodeaba su muñeca izquierda, toda deshilachada. No había lugar para ambas cosas, pensó. La pulserita era multicolor, viejota y deshilachada. La arrancó de un tirón y ajustó el reloj nuevo, de malla negra y agujas doradas. Salió a la calle emparagüado y miró el cielo.

Miró el cielo desde la ventana anhelando que el clima le fuera propicio al menos jueves por medio. Era el único día que no transmitían el radioteatro vaya uno a saber por qué y el estar atrapada ahí adentro le comía un poco el coco. Además, Pancho hacía casi una hora había salido y quién sabe dónde estaba. Si al menos la desafiaba a una escoba, un chinchón o un truquito, las cosas eran diferentes. En realidad, a un truco no, porque Pancho era un sátrapa de aquéllos y ella no podía mentirle ni a los testigos de Jehová. Se decidió por un tecito dulce con limón y después se recostó relajada sobre el colchón de dos plazas.

El colchón de dos plazas que había en lo de la abuela era lo más, no me acostumbro a este catre que encima hace un ruido terrible y no me deja pegar un ojo. Pero no me puedo quejar, la casita está preciosa y el pueblo es una paz. Encima los vecinos me dijeron que el domingo se reunían, que estaba invitada a no sé dónde. Ya veo que ahora me voy a encontrar con este tipo y me deja plantada, y yo qué sé cómo son los hombres acá, parecía macanudísimo, pero nunca se sabe. Justo antes de entrar al barcito este, me encontré con un vecino. Un viejito de lo más amoroso, no sabés, y toda la paciencia el pobre. Lo ayudé a levantarse porque estaba todo desparramado por la calle, hacía casi una hora que estaba ahí, caído y empapado. Él me re agradeció. Me dijo que se le había zafado el bastón, que al perder el equilibrio de espaldas cayó sobre un charco.

lunes, 4 de febrero de 2008

Agnes

Agnes mira el sol y no teme
mira fijo y los rayos no la alejan
sino que la repliegan sobre sí misma
y la hacen preguntarse:
“¿Qué color te duele más
o el chillido de ese amarillo sostenido?”

Agnes prefiere el azul cromático de los trastes
I, II y III de la tercera cuerda
Y no el azul marino que me ahoga
Y no sé nadar muy bien

A Agnes le hacen cosquillas las consonantes sonoras,
La b seguida de s
Y también, a veces,
Incluso la chocolatada caliente

El olor a verano no lo percibe hace ya un tiempo
y su mero recuerdo la hace lagrimear

El flan con crema la excita casi más
que el estornudo orgásmico del amarillo

Y podría jurar que hay acordes
que sólo se escuchan una sola vez en la vida
Que son imposibles de reproducir

Que si fuera por ella
Al té lo tomaría con pajita
Y la sopa la dejaría
Para noches anónimas
Y de serena introspección

lunes, 28 de enero de 2008

À Paris

La première fois que je l'ai vu, il m'a dit:
-Il faut que tu sois mon ami.
Je l'ai regardé stupéfait. Je ne l'avais jamais vu, mais j'ai répondu:
-D'accord, je vais être ton amie.
-Je veux aller à Paris.
-Tu as de l'argent?
-Non.
-Et comment tu vas y aller?
-À pied.
-Ah?? Il y a l'Océan Atlantique, n'oublie pas!
-L'Océan Atlantique? Qu'est-ce que c'est?
-C'est de l'eau, l'eau qui ne te permettra pas d'aller à Paris.
-Uh... c'est un océan méchant, donc.
-Oui, très méchant.
-Mais je peux y aller en avion.
-Tu n'as pas d'argent.
-C'est vrai... je n'en ai pas. Et pourquoi je n'en ai pas?
-Mmm... parce que...
-Parce que je suis un cochon quelconque, n'est-ce pas?
-Peut-être...
-Il faut que je danse ou que je chante pour avoir de l'argent?
-Je ne sais pas...
-Il faut que je vole?
-Oh, voilà la solution! Tu aurais beaucoup d'argent, et tu voyagerais très vite.
-Mais c'est immoral.
-Oui, tu as raison. C'est immoral, et impossible. Il reste seulement une chose à faire.
-Quoi?
-Mais c'est très dangereux...
-Dis-moi, mon ami, j'aurai n'importe quoi!
-Il faut que tu sois mangé.
-Ahhh?
-Oui, tu vas gagner de l'argent, si tu fait cela.
-Oh... mais...
-Tu veux aller à Paris?
-Bien sûr, mais...
-Alors, il ne reste rien à faire.
-D'accord... Mange-moi, mon ami, mange-moi.

viernes, 25 de enero de 2008

L’origine de l’obésité des cobayes

Il était une fois un cobaye très très gros. Tout le monde avaient peur de lui parce que son ventre était trop grand. Mais ce cobaye n’était pas méchant. Au contraire, il était excesivement tendre et gentil. Les autres cobayes lui demandaient: “Pourquoi vous êtes obèse?” Et il répondait: “Parce que je suis savant, mes
amis, parce que je suis trop savant.” “Ahhhh…”, les cobayes soupiraient. Ce cobaye savant s’appelait Robertito. Il avait étudié toute sa vie, depuis qu’il était un petit cobaye, donc il connaissait beaucoup de choses. En réalité, il connaissait absolument toutes les choses. Alors, quand les autres cobayes ont connu son
secret, ils ont médité largement. Ensuite, un cobaye malin a dit: “Écoutez-moi!! Ce cobaye, il est trop gros, donc il est très savant. On veut aussi être savant.
Mais, pour cela, on doit beaucoup manger, mes amis, on doit beaucoup manger…”Ainsi, les autres cobayes ont commencé à manger n’importe quoi. Ils ont mangé comme des cochons. Tout le temps, tous les jours, la seule chose qu’ils faisaient c’était manger. Puis, Robertito leur a demandé: “Mes amis, pourquoi est-ce que vous avez tant grossi???”. Et les cobayes lui ont répondu: “Parce qu’on voulait être savant, notre ami, parce qu’on voulait être aussi savant que vous!!!!” Robertito les a regardé stupéfait. Après, il a dit: “Mes amis, excusez-moi, mais vous n’êtes pas savant. Vous êtes idiots, et, maintenant, vous êtes aussi obèse!!!!”. Désormais, les autres cobayes ont su qu’ils n’était pas savant. Tout de même, au moins ils ont su qu’ils était cochons. Des petits cochons. Donc ils ont été gais.

jueves, 3 de enero de 2008

Más estivales y subordinadas

El calor que sofoca
y los problemas que transpiran a más no poder.
La gente
que ya no sabe cuál es la parte correcta del cerebro
que se debe hidratar con prioridad.

Un anciano que mira el cielo
y se pregunta por qué carajo todavía es de día,
que protesta “en mi tiempo, esto no pasaba”.

Ciudades lejanas
que celebran un año
que se dice nuevo.
La gente de acá,
que se sigue merendando al viejo,
con mate y pan dulce.

Un gato que ronronea a la sombra de su dueño.
Que hace lo que todo gato:
finge cariño
pero sueña con la libertad de su felino espíritu.

Un tipo que,
recién iniciado en la infidelidad,
no acierta ni una palabra ante su esposa,
que lo descubre en bolas
y haciéndose el voyeur.

Una puta que no escapa al feriado.
Que besa a un cliente casi niño,
que lo acaricia
con ternura
para que acabe de manera más dulce.

El joven
que sigue escribiendo en su cuaderno.
Que vuelve a tachar de vez en cuando,
pero que ya no le pido
ni decencia
ni poesía
ni renglón.