martes, 11 de noviembre de 2008

Viento a favor

Y el cielo se te caía en la espalda, viento a favor.
La lluvia de prima-ver-ano sacudió todo y en ese todo estabas vos, pedaleando, empapado y con viento a favor.
Llegar y desnudarse en el porch; escurrir la remera, el pantalón y el alivio de no haberse comido el granizo que, cinco minutos después, empezó a caer del cielo.
Pero el cielo ya lo tenía en la espalda.
Se había estampado a lo largo de la pedaleada y ahora estaba todo concentrado ahí.
Entré, casi desnudo.
Alguien te había avisado que esto podía pasar.
La tormenta, diría minutos antes, se te iba a caer encima y vos tenías que estar atento para aprovechar el viento a favor.
Mirar de reojo la masa de nubes oscuras que me comía para volver a levantar la vista y anhelar, en vano, el paraíso que se me ofrecía metros más adelante.

1 comentario:

María dijo...

shit happens

yo te avisé que eso te iba a pasar... yo te avisé