-Me quiero morir.
-Muérase.
-¿Puedo?
-Sí.
-Hace frío, ¿no es así?
-Sí, cerca de treinta grados.
-Usted miente, no va a dejar que me muera.
-Es verdad, tiene razón.
-¿Y entonces?
-Te voy a matar.
-¿Por qué me tutea? Solía tratarme de usted al principio de esta conversación.
-Lo sé, lo olvidé.
-¿Por qué?
-No sé...
-Porque...
-...porque ya estás muerto.
-Ahogado querrá decir.
-Ahogado.
lunes, 16 de febrero de 2009
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